En su paso por Advertising Week Latam, el presidente de la Agencia Alvarado Molina, Ricardo Molina, compartió una reflexión profunda sobre el estado actual de la industria publicitaria, el impacto de la inteligencia artificial y los nuevos desafíos creativos que se avecinan.
Para Molina, 2025 no solo representa un año de oportunidades comerciales, sino también de redescubrimiento humano dentro de las agencias. “Hay un cambio de discurso entre marcas, agencias y socios comerciales. Es un año de redescubrimientos, más allá del negocio”, señaló. En el plano empresarial, la agencia atraviesa un momento sólido, con nuevas incorporaciones, lo que refuerza su posición en distintos sectores.
Con respecto a la irrupción de la inteligencia artificial, Molina no duda: “Esta es la verdadera revolución después de la industrial. El internet fue solo un medio, la IA es el cambio profundo”. Lejos de temerle, decidió prepararse: “Me metí de inmediato a cursos serios junto con dos personas de la agencia, de los niveles más altos. Hoy estamos muy al día, aunque será imposible estar al 300%”.
Su enfoque no es técnico, sino humano. La prioridad, dice, fue transmitir calma al equipo: “Lo primero que hacemos es tranquilizar a la gente. Les decimos: ‘Esto no es para reemplazarlos, es para potenciarlos’. No hay nada peor que una revolución donde haya miedo”.
Para Molina, la IA no debe asumirse como una moda ni como un atajo. “Estamos aprendiendo a convivir con una nueva especie. No es una herramienta ni una tendencia. Es algo que simula el pensamiento humano, pero con velocidades millonésimas”, advirtió.
Por eso, propone un enfoque de prudencia. “A los clientes les digo: no sustituyan al humano, al actor o al modelo con IA. Seamos cautos y no nos empachemos con la tecnología”, advirtió.
Uno de los puntos más interesantes de la charla fue su reflexión sobre el tipo de contenido que hoy piden las marcas. “Tengo un conflicto filosófico con los contenidos cortos. Se construyen marcas diferentes, no se dejan de construir, pero sí se puede deconstruir”, opinó.
Con nostalgia y experiencia, el publicista recordó la era de los grandes anuncios: “Antes producíamos dos piezas al año que marcaban a la marca; hoy son 60 o 70 por mes. Es fascinante, pero hablar diario te expone más, y si no lo haces bien, te puede jugar en contra”.
Molina insiste en que el branding no puede perderse en la velocidad de las redes sociales. “Les recomiendo a las marcas no comunicar por comunicar. Hay que ser estratégicos. Pongan énfasis en el packaging, en lo que la gente tiene en las manos”, aseguró.
De cara al Mundial, Molina anticipa una “guerra de creatividad y ego”. “Será como un mini-Superbowl de un mes entero. Los patrocinadores competirán por brillar y los no patrocinadores buscarán ganar con una idea”, señaló.
Para las marcas sin patrocinio oficial, su consejo es claro: calidad sobre cantidad. “No pretendan competir durante todo el mes. Hagan una sola gran idea. Inviértanle a una, a algo que hackee el Mundial, que se vuelva landmark. Que la gente diga: ‘Wow, eso lo vi y no lo olvidé’”.
Molina cierra con una advertencia lúcida sobre el futuro inmediato: “La democratización de la IA nos iguala a todos. Hoy un chico de 14 años puede crear y vender online con herramientas que antes estaban solo al alcance de grandes agencias. Estamos alimentando al monstruo, aunque sea bueno”.
Entre ironía, lucidez y pasión por la creatividad, Ricardo Molina dejó en claro que la industria publicitaria atraviesa una era de reinvención radical, donde la inteligencia humana y artificial convivirán inevitablemente en un mismo ecosistema.
