En este artículo, Claudia Peña, parte del equipo de Agencia Quiroga en México, comparte su visión sobre cómo la planeación estratégica se ha transformado por el impacto de la inteligencia artificial.
Durante años, los estrategas hemos confiado en un arsenal de metodologías probadas. El análisis SWOT, las 5 Fuerzas de Porter, la matriz BCG; son nuestros lenguajes comunes, los lienzos donde dibujamos el futuro de las marcas. Nos han servido bien, forzándonos a la introspección y al análisis riguroso del entorno. Pero el entorno cambió. La velocidad y el volumen de los datos superaron la capacidad humana de análisis. Hoy, aferrarse exclusivamente a estos métodos es como navegar un océano con un mapa estático mientras las placas tectónicas se mueven bajo tus pies.
La planeación estratégica no ha muerto. Se ha vuelto biónica. La Inteligencia Artificial (IA) no es un reemplazo del estratega, es el exoesqueleto que potencia su alcance, velocidad y precisión. Se trata de una simbiosis donde la experiencia humana guía el poder computacional.
El límite del análisis tradicional
Los métodos clásicos tienen una dependencia inherente: se basan en datos históricos y en nuestra capacidad para interpretarlos. Este enfoque, aunque valioso, presenta tres limitaciones clave en el mercado actual:
- Velocidad: Un análisis de mercado profundo podía tomar semanas. Hoy, para cuando se presenta, el mercado ya ha cambiado.
- Volumen: El ser humano puede procesar una cantidad finita de variables. La IA puede analizar petabytes de datos de comportamiento, sentimiento social, transacciones y logística en tiempo real.
- Sesgos: Inconscientemente, proyectamos nuestras experiencias y creencias en el análisis. La IA, si se entrena correctamente, ofrece una objetividad brutalmente honesta.
El catalizador de IA: de la foto fija al flujo de datos en vivo
La IA transforma la planeación de un evento periódico a un proceso dinámico y continuo. No se trata de abandonar los marcos existentes, sino de nutrirlos con una inteligencia superior.
Tomemos como ejemplo el clásico análisis SWOT. Tradicionalmente, es un ejercicio cualitativo, una reunión de mentes brillantes debatiendo Fortalezas, Oportunidades, Debilidades y Amenazas. Ahora, imaginemos este proceso potenciado:
- Fortalezas y Debilidades (Análisis Interno): En lugar de basarse solo en reportes de ventas y encuestas, la IA puede analizar miles de reseñas de clientes, conversaciones en redes sociales y datos de CRM para identificar patrones de sentimiento y fallos operativos que el liderazgo podría ni siquiera haber notado.
- Oportunidades y Amenazas (Análisis Externo): La IA puede monitorear en tiempo real a competidores, detectar cambios en la regulación, predecir tendencias de consumo emergentes y modelar escenarios económicos con una granularidad impensable. Una “amenaza” deja de ser una viñeta en un PowerPoint y se convierte en una probabilidad cuantificable.
Este no es un futuro lejano. Un estudio de 2024 de McKinsey revela que la adopción de IA en las empresas saltó del 50% a un 72% en solo un año. La ventaja competitiva ya no radica en si se usa la IA, sino en cuán profundamente se integra en el núcleo estratégico.
La oportunidad para América Latina: un salto cuántico de $100 mil millones de dólares
Para los líderes de nuestra región, esto no es una tendencia de Silicon Valley; es una oportunidad económica inminente. Un informe de J.P. Morgan estima que América Latina tiene una oportunidad de $100 mil millones de dólares si capitaliza el uso de la IA en la próxima década.
Aunque la adopción en el sector privado latinoamericano aún va por detrás de los gobiernos y otras regiones, la mentalidad está cambiando. Una encuesta regional de SAP de 2025 encontró que el 63% de las compañías en LATAM esperan que la IA tenga un impacto significativo en sus industrias, con un optimismo particularmente alto en México (72%).
El momento de actuar es ahora. Esperar a que la tecnología esté “más madura” es cederle una ventaja irrecuperable a la competencia.
El nuevo rol del estratega: de analista a arquitecto de preguntas
Mi pasión es la gente, porque es infinita en su diversidad. Y es precisamente por eso que esta nueva era de la estrategia me resulta tan fascinante. La IA maneja la escala, el “qué” de los datos, liberando al estratega para que se enfoque en el “porqué” humano.
Nuestro valor ya no está en recolectar y organizar información, sino en hacer las preguntas correctas a los sistemas de IA. Nuestra experiencia se traduce en la habilidad de interpretar los patrones que la máquina revela y convertirlos en una narrativa de marca con propósito, una que eduque, resuelva problemas y construya una relación genuina con el consumidor.
La IA no nos quitará el trabajo; magnificará nuestro impacto. El futuro pertenece a los estrategas que dejen de ser solo analistas y se conviertan en los arquitectos de las preguntas audaces.