Carlos Mazalán, el fundador de Mazalán Comunicaciones, consultora especializada en servicios integrales de comunicación, comparte con Insider Latam -en el texto que sigue a continuación- su perspectiva sobre cómo los avances tecnológicos han derivado en nuevas formas de comunicación.
Con el avance de la tecnología, permanentemente surgen nuevas ideas y formas de comunicarnos. En los últimos años, el modelo de los influencers y de los micro influencers creció y se desarrolló alrededor del mundo porque hablan en el lenguaje que a la gente le interesa.
Hoy ya no existen solamente los medios grandes y masivos para cautivar a grandes públicos; la multiplicidad de voces y contenidos de fácil acceso hace que sea más vital que nunca ser emisores relevantes, y para serlo, se necesita que la gente encuentre de su agrado lo que tenemos para comunicar o en la forma en la que lo hacemos.
En definitiva, ya no son realmente necesarios grandes monopolios de información para transmitir un mensaje dado que con cierta cantidad de pequeños embajadores una marca puede cumplir sus objetivos de difusión con excelentes resultados.
Hay un concepto que se utiliza actualmente para organizar el ecosistema de medios que los clasifica en:
- medios propios (la propia página web, la página de Facebook, Instagram o Twitter)
- medios pagados (básicamente espacios publicitarios) y
- medios ganados (los espacios que se consiguen a través de relaciones públicas, viralización de contenidos, etc.).
Los ganados son aquellos que se transforman en embajadores de una marca: pueden ser personas o terceros validantes que hablan de nuestro producto o empresa. Tienen gran valor para las marcas y éstas deben mostrarse cerca, acompañarlos y buscar la forma de darles beneficios.
¿Qué mejor manera de llegar a la gente que a través de la gente?
Este fenómeno que resulta del avance de la tecnología, todavía tiene mucho crecimiento y desarrollo por delante y es por esta misma razón que es importante para las marcas estar presentes.
Por ejemplo, algo que en Latinoamérica todavía no se vive pero sí en países más avanzados tecnológicamente como China, es el desarrollo e implementación de billeteras electrónicas en los chats que permiten generar ventas con tan solo un clic.
Tendencias como estas se vieron mucho con el WeChat y con empresas como TAOBAO de Alibaba, que genera livestreams en donde los influencers o celebridades tienen la posibilidad de poner a disposición de sus audiencias contenidos para que compren.
Hace algunos años yo imaginaba algo similar cuando miraba series. Veía el crecimiento de plataformas como Netflix o Amazon Prime Video y me preguntaba cuánto tiempo tardarían en combinar aún más el negocio de comercio electrónico dentro de sus contenidos audiovisuales. Pensaba en cómo Amazon había creado un imperio de ventas online en el que había agregado contenido on demand de series y películas pero todavía no había hecho el proceso inverso, vender con un clic desde esos contenidos. Si cuando yo quiero ver una serie solo tengo que navegar un menú, ¿porque no me ponen a un clic de distancia el poder comprar lo que veo en la serie? Ese producto, esa comida, esa remera que está usando el personaje.
La propia evolución de las plataformas seguramente va a superar estas ideas. Hoy contamos con técnicas de social selling y los livestream que irán evolucionando día a día. Entretenimiento y comercio, facilidad para los usuarios, nuevas formas de monetización y oportunidades de generar ingresos, son todas bajadas del mismo concepto.
Pero esto no es solo para el mundo del entretenimiento y las grandes ligas. Está claro que la evolución de la tecnología va acompañada de la facilitación de acceso a estas herramientas; no solo son cada vez más potentes sino que cada vez son más sencillas y accesibles al público en general.
Lo que hace pocas décadas era inalcanzable para el bolsillo promedio hoy no solo es superado en calidad sino que es parte de nuestra cotidianeidad. Y este valor es clave en manos de emprendedores y personas donde el contenido es parte de su vida.
El ejemplo perfecto de esto son los ya mencionados livestreamings que tomaron gran protagonismo durante la pandemia del 2020 por obvias razones, la acción de transmitir en vivo a través canales digitales marcó una diferencia abismal en la forma de producir y consumir contenido en vivo.
En ellos, lo que marca la diferencia es cómo se produce: desde la simpleza de desarrollar los formatos de videoconferencia o vivos con el celular, hasta la implementación de tecnologías más sofisticadas como la provisión de Internet, la edición y el enriquecimiento de imágenes, producción de salas virtuales con realidad aumentada y mucho más.
La realidad aumentada permite recrear en la virtualidad un único punto de encuentro de dos lugares distantes en el espacio. Gracias a esta tecnología se logra una verdadera interacción, como por ejemplo una entrevista cara a cara en vivo, tal como si sucediera de manera presencial, compartiendo el mismo set.
Más posibilidades para los artistas
Pensemos en las posibilidades que estas herramientas crean para los artistas.
Esta es una gran oportunidad de monetización –más allá del pago de entradas a sus shows–. Plataformas como YouTube y Twitch, permiten que sus miembros puedan capitalizar sus contenidos, no sólo compartiendo ganancias de los anuncios publicitarios que se generan en sus espacios, sino capturando aportes voluntarios del público a través de nuevos formatos que surgen permanentemente.
Incluso conviven con espacios conocidos como merchant, sitios de comercio electrónico donde estos creadores de contenido, talentos o artistas ofrecen productos con su propia imagen de marca. El futuro muestra y adelanta que la relación entre los vivos y el streaming contará con nuevas formas de generar ingresos y estos estarán ligados al tipo de habilidad y experiencias que propongan los productores, o como me gusta definir: los e-productores.
Entonces, ¿Qué hacemos los individuos con todo esto?, ¿Cuál es la tarea para las personas como vos y yo? y ¿Cuál es el desafío para quienes poseen seguidores? En principio prestar atención, estar atentos, observar activamente. El desafío es lograr canalizar esa atención que recibimos y encontrar la manera en la cual las marcas puedan tomar ventaja de esto y formar una comunicación compuesta por uno más uno más uno… o como me gusta decir, por una enorme suma de granitos de arena, que de a uno parecieran ser algo ínfimo, pero cuando los vemos todos juntos, ¡crean enormes y bellas playas!
Todos estos canales y herramientas son un megáfono en nuestras manos, potencian nuestra voz. Ahora ¿cómo podemos cuidarla y afinarla? Ya hablamos de la importancia de qué decir y cómo decirlo y ahora también hablamos un poco del dónde y de las posibilidades que se anexan a esas conversaciones; una de ellas es el complementar voces, el ser apoyados por mentores que quieren potenciarnos. O bien, como marcas, ser los mentores-potenciadores.
Todo esto tiene que ver con un concepto al que yo llamo EnterTechMent (Entretenimiento, Tecnología y Mentoring) o, dicho de otra forma, la utilización de la tecnología aplicada o embebida con mundo del entretenimiento, ambas como driver de comunicación donde en alianza con las marcas pueden generar nuevas fuentes de ingresos o monetización.
En definitiva, la tecnología nos conecta, nos permite a cada uno amplificar nuestros mensajes como creadores, para llegar a más gente. Llegando a públicos más amplios, podemos servir a las marcas como embajadores e influenciando en esos públicos, podemos capitalizar nuestra llegada convirtiéndola en ventas de esas marcas a través del comercio electrónico.
Al final del día, todos ganamos.
Hablo de combinar todo lo que estamos viendo para generar nuevos modelos de monetización y negocios, en ecosistemas y modalidades híbridas (presencial+virtual) donde todas las partes se apalancan entre sí.
El mentoring, es un proceso de evangelización, entrenamiento y acompañamiento a cada una de las partes para lograr el entendimiento del justo equilibrio de cada componente para lograr el objetivo que no es otra cosa que llegar a las audiencias de una forma natural, orgánica y que aporte valor al público.
Así como en el mundo físico, se producen festivales donde se convocan a artistas y se desarrolla una propuesta integral de comercialización de merchandising, productos y gastronomía alrededor, propongo pensar equivalentes -superadores- en el mundo digital. ¿Será posible?
Nota bajo licenciamiento creative commons de https://rockearlascomunicaciones.mazalan.com.ar/