La compañía, que tiene una presencia de más de un siglo en América del Sur, conmocionó al sector automotriz de la región al anunciar el cierre de sus tres históricas plantas en Brasil. A partir de este año, la demanda en el país vecino se cubrirá con modelos importados.
La llegada del año trajo una sorpresiva novedad en la industria: Ford pone punto final a la fabricación de vehículos en Brasil y cerrará las tres plantas que posee en ese país. Entre ellas, la de Camaçari, donde produce los modelos Ecosport y Ka -los únicos que se exportaban al mercado argentino, cuya venta continuará hasta acabar con el stock disponible.
Las plantas de Camaçari, Taubaté y Troller -que concentran en total alrededor de 5.000 puestos de trabajo- cesarán sus operaciones debido al golpe final asestado por la crisis económica derivada de la pandemia que, según se expresó en un comunicado oficial, “amplifica las persistentes capacidad ociosa y bajas ventas que resultaron en años de pérdidas significativas”. De esa manera, en Brasil solo quedarán activos el Centro de Desarrollo de Producto ubicado en Bahía, el Campo de Pruebas en Tatuí y las oficinas centrales regionales emplazadas en San Pablo.
“La continuidad de un entorno económico desfavorable y la carga adicional de la pandemia dejaron en claro que era necesario mucho más para crear un futuro sostenible y rentable”, expresó Lyle Watters, presidente de Ford Sudamérica, quien agregó: “Quiero enfatizar que estamos comprometidos con la región a largo plazo y continuaremos ofreciendo a los clientes un amplio soporte en ventas, servicio y garantía”.
Ford, que ya había discontinuado la producción del modelo Fiesta y de su línea de camiones en Brasil en 2019, informó que el cese de actividades será inmediato en las plantas de Camaçari y Taubaté. No obstante, durante algunos meses, se seguirán produciendo algunas piezas destinadas al mercado de reposición. Por su parte, la planta de Troller -empresa de la que Ford do Brasil es dueña y se especializa en la producción de vehículos 4×4- estará activa hasta el cuarto trimestre de este año.
La decisión tomada tiene un alto costo: la compañía estima que deberá desembolsar un total de 4.100 millones de dólares para cumplir con obligaciones tales como la baja de créditos fiscales y el pago de indemnizaciones a sus empleados. En relación a este último punto, la empresa expresó su voluntad de iniciar de inmediato un diálogo con sindicatos y otros sectores afectados por este hecho, con el objetivo de minimizar el impacto negativo que acarrea la eliminación de las fuentes de trabajo.
Esta medida se alinea con la reestructuración regional que está llevando a cabo la compañía “hacia un modelo de negocio ágil y de estructura liviana”, según expresó su CEO Jim Farley. La marca del óvalo planea centrar su oferta en vehículos utilitarios, pick-ups y SUV, y discontinuar la producción de camiones pesados. Asimismo, se proyecta introducir en el mercado modelos conectados y eléctricos, amigables con el medioambiente, con el fin de llegar a nuevos segmentos y aumentar la rentabilidad de la firma. Farley indicó también que las decisiones que llevaron al cierre de la producción en Brasil “son muy difíciles, pero necesarias para crear un negocio saludable y sostenible”.
¿Qué sucederá en Argentina?
De acuerdo con la Asociación de Concesionarios de Automotores de la República Argentina (Acara), en el 2020 el Ford Ka ocupó el puesto 8 en la lista de vehículos más vendidos, con 10.217 unidades. De la Ecosport, por su parte, se comercializaron 7.453 unidades. Desde la compañía indicaron que, mientras que en principio el Ka será discontinuado, la Ecosport será importada desde otros países y continuará vendiéndose en el mercado local.
Con respecto a si la decisión que afecta a Brasil se extenderá a otros centros de producción de la región, Ford expresó que la manufactura que lleva a cabo en Argentina y Uruguay seguirá adelante. En ese sentido, la empresa automotriz confirmó que el modelo Ranger seguirá fabricándose en la planta argentina de General Pacheco. Recientemente, la firma había anunciado una inversión de 580 millones de dólares destinada a producir la nueva generación de la camioneta a partir de 2023.