Se trata de un desarrollo de la compañía junto con Facenote -proveedor de biometría sobre la blockchain- a punto de iniciar su primera experiencia piloto, que convertirá a la Argentina en uno de los pocos países donde habrá casos concretos de pagos biométricos mediante reconocimiento facial para el uso del consumidor final.
Antes de que termine este año, la Argentina será sede de un salto sin precedentes en la evolución tecnológica de los sistemas de pago.
El país se convertirá en uno de los pocos donde el consumidor final podrá realizar pagos biométricos mediante reconocimiento facial, a partir de una solución desarrollada por Grupo Hasar, firma con más de 50 años de experiencia en aportar soluciones tecnológicas integrales de hardware y de software.
A punto de entrar en prueba piloto con un cliente, el nuevo sistema permite prescindir de cualquier otro dispositivo u objeto, incluso hasta de las manos, para validar un pago.
Tiene como principal diferencial que está basado en tokens y blockchain, lo que lo dota de una cualidad virtualmente inédita como garantía de seguridad y protección de datos personales al nivel de lo que exigen las más avanzadas normas que regulan el uso de esas herramientas.
“Es un desarrollo que hará posible el sueño, en principio, de runners, ciclistas, deportistas y de toda aquella persona que, en muchas de las ocasiones de su vida cotidiana, preferiría poder desarrollar actividades que involucren pagos con la comodidad de no tener que llevar billetera para tarjetas o efectivo, ni siquiera el celular, la forma más evolucionada que se conoce hasta ahora”, explica Pablo Díaz, director de Hasar Sistemas.
La herramienta de Hasar está basada en un componente que le permite identificar el rostro en 456 puntos que toma de la cara mediante un sencillo proceso de onboarding. Esa es la base sobre la cual se genera un hash de identificación, como se llama en jerga tecnológica a la sucesión alfanumérica de longitud fija que identifica o representa a un conjunto de datos determinados, sea un documento, una foto, un vídeo, etcétera.
Ese hash, que es único, se tokeniza y se guarda en la blockchain.
“Ese diferencial tiene varios beneficios. Por un lado, es una forma de almacenamiento seguro, pero con un estándar de protección de datos personales que cumple con las más exigentes normas regulatorias. Por el otro, esa identificación le servirá tanto al comercio y al consumidor, no solo para este caso de uso, sino que ambos lo pueden hacer extensible hacia otras situaciones. El negocio puede utilizarlo para fidelización o para asegurar el ingreso de determinadas personas en sus controles de accesos, mientras que el comprador puede aprovecharlo también allí donde lo necesite, porque es suyo y la blockchain le asegura esa portabilidad”, profundiza Díaz.
En la Argentina, el uso de datos biométricos tiene algunos años de aplicación en distintas situaciones, pero aún no para pagos directos de consumidores finales.
Lo podemos ver, ya con cierta extensión, en los controles de acceso para establecimientos públicos y privados, mediante las huellas dactilares y también con reconocimiento facial, pero en todos los casos la información queda confinada a ese uso y no está disponible para el usuario. “Con la blockchain, tu cara es, metafóricamente hablando, como tu DNI en el sentido de que es un documento tuyo, lo llevas con vos y lo usás en diversas situaciones”, aclara Díaz.
El desarrollo que Hasar tiene en preparación requerirá de un proceso sencillo de adopción. El usuario completa un amistoso proceso de registración, muy parecido al que ya se usa en el sistema financiero para acceder a las aplicaciones bancarias o las billeteras, donde además de registrar su cara pueda asociar las tarjetas de crédito o débito de las que dispone.
Luego irá al negocio, que tiene una cámara agregada a la caja registradora que lo enfocará cuando el usuario diga que va a pagar con reconocimiento facial.
En una pantalla, el dispositivo mostrará la captura de la imagen del rostro de la persona con las tarjetas que tiene asociadas para que seleccione y pague.
Como “prueba de vida”, el dispositivo de Hasar puede exigir algún guiño o movimiento de la cara para asegurarse de que no se está ante una foto. Permite, además, la autentificación de doble factor a través de un pin, sobre todo cuando se trata de compras remotas a través de un e-commerce y el comerciante no sabe quién ha hecho la compra.
“Cada comercio que lo implementa puede definir el nivel de seguridad que requiera”, aclara Díaz.
Hoy no existen en la Argentina comercios donde ir y abonar con la cara. “En la región, tenemos detectado solo un caso, a nivel piloto, que se hizo en Colombia”, especifica.
El país más avanzado en pagos con reconocimiento facial es China. En el gigante asiático, la plataforma Alipay comenzó a operar su sistema de pago de reconocimiento facial hace ya varios años, y son miles los comerciantes que la usan en más de trescientas ciudades de ese país.
Los expertos sostienen que el uso de pagos por reconocimiento facial será “explosivo” en los próximos años. Las estadísticas de Alipay muestran que entre los usuarios que utilizan la modalidad de pago con escaneo facial en China, son mayoría los nacidos en los años 80, 90 y 2000, que representan más del 80%
Otro ejemplo se registra con Amazon y sus tiendas Amazon Go, donde una persona puede entrar, tomar lo que desea e irse “sin pagar”. Decenas de cámaras se encargan de vigilar qué se llevó y cobrárselo en su cuenta de Amazon.
“El primer cambio fue hacia los pagos con tarjeta bancaria, en la última década la transformación fue hacia los pagos móviles y la siguiente transición es hacia los pagos biométricos. Pagar mediante la identificación del usuario de forma automática por su físico y rasgos es algo en lo que las empresas deberán enfocarse de aquí en más”, concluye Díaz.