Con más de seis décadas en el mercado y un lugar indiscutible en la memoria colectiva de los mexicanos, PANAM vive un proceso de transformación que busca seducir a las nuevas generaciones sin perder la esencia que la ha convertido en un ícono del streetwear nacional. Al frente de la comunicación y el marketing de la marca está Paola Reglín, quien comparte en entrevista exclusiva con INSIDER la estrategia detrás de esta evolución.
“Hoy estamos viviendo nuestra quinta apertura en centros comerciales, un paso fundamental en nuestra estrategia de negocio”, afirma Reglín. La decisión, explica, responde a un cambio en los hábitos de consumo: “Antes estábamos muy de calle, literal. Pero la gente ya no va tanto a esas tiendas; ahora está en las plazas. Ahí está el flujo, ahí está la chaviza, y queremos estar presentes donde ellos están”.
La apuesta no solo pasa por la ubicación, sino también por la diversificación de producto y diseño. PANAM ha defendido su ADN a través de su modelo icónico, el 084 Campeón, que hoy suma más de 900 combinaciones de color. Sin embargo, la marca también apuesta por nuevas siluetas disruptivas, versátiles y modernas que responden al gusto de consumidores más jóvenes. “No nos hemos dejado vencer por la competencia global ni nacional. Hemos invertido en nuestro laboratorio de innovación para probar tecnologías, materiales y plantillas que sean no solo bonitas, sino funcionales y duraderas”, comenta Reglín.
En esa búsqueda por mantenerse vigente, PANAM también ha apostado fuerte por colaboraciones estratégicas. La marca ya ha trabajado con gigantes como Disney y Netflix (con Stranger Things como ejemplo de un éxito global que incluso requirió aprobación directa de los hermanos Duffer), y con marcas mexicanas que refuerzan su identidad local. “En septiembre lanzamos una alianza con Totis, que va a estar increíble. Y mantenemos una relación muy sólida con Cerveza Victoria, especialmente en Día de Muertos. También queremos retomar la colaboración con Farmacias Similares y llevar el éxito del ‘Simitenis’ ahora a niños y adultos”, adelanta.
Estas alianzas han colocado a PANAM en el centro de la conversación cultural, conectando con un público que valora tanto la nostalgia como la innovación. “Me encantaría hacer algo con Harry Potter o Friends, pero son títulos globales con procesos muy complejos. Aun así, PANAM ya está en esa liga”, reconoce Reglín.
La reinvención también pasa por la sostenibilidad. Fiel a su compromiso con la comunidad y con la ética de producción, PANAM trabaja únicamente con materiales sintéticos. “Somos pet friendly, no usamos piel. Además, nuestros procesos de inyectado y armado nos permiten reciclar parte de las suelas de PVC, dándoles nueva vida”, explica Reglín.
Otro aspecto que distingue a la compañía es la fuerte participación de la mujer en todas sus áreas. “Cuando nos preguntaron por nuestra plantilla nos dimos cuenta de que el 80% son mujeres. No fue planeado, simplemente sucedió. Y eso es increíble porque además el 30% de nuestros productos se elaboran de manera artesanal: pintados, cortados y ensamblados a mano. Esa es la mano trabajadora mexicana, luchona, que ha sostenido a la marca”, destaca.
En el plano comercial, PANAM avanza con fuerza en el e-commerce, que ya representa el 20% de sus ventas. Este canal no solo ha permitido consolidar la presencia en México, sino también traspasar fronteras. “Gracias al e-commerce llegamos a Estados Unidos. Además, nosotros mismos controlamos las tiendas oficiales en marketplaces como Amazon, Mercado Libre o Liverpool, lo que nos permite evitar la piratería y garantizar autenticidad”, detalla Reglín.
La apuesta digital no sustituye, sino que complementa la estrategia física de crecimiento. Según el plan compartido por la compañía, PANAM proyecta cerrar 2025 con cinco nuevas aperturas en la Ciudad de México, expandiéndose hacia zonas donde antes no tenía presencia, como el sur y el oriente. Para 2026, el objetivo es sumar 14 tiendas más. Al mismo tiempo, la marca seguirá trabajando de la mano de proveedores locales en León, Guanajuato, para mantener su calidad y precios accesibles.
El impacto de esta estrategia ya es tangible: 1.6 millones de pares producidos en lo que va del año, con un crecimiento proyectado a doble dígito para 2025. “El reto es seguir caminando con estilo, pero siempre fieles a nuestro nombre: Producto Auténtico Nacional Mexicano”, asegura Reglín.
PANAM, que nació en 1962, no solo ha resistido la llegada de gigantes globales, sino que ha construido una comunidad que trasciende generaciones. Hoy, bajo la mirada estratégica de Paola Reglín, la marca combina innovación, sostenibilidad y colaboraciones culturales para consolidar su lugar en la historia y proyectarse hacia el futuro.
“PANAM es diferente, se mueve distinto a todas las marcas. Nuestra esencia es única y ese es nuestro mayor valor”, concluye Reglín.