El 51% de los consumidores de América Latina ya ha realizado una operación con criptoactivos.
La revolución de pagos digitales que comenzó durante la pandemia se consolida en América Latina e impulsa el interés por las criptomonedas. El 51% de los consumidores de la región ya ha realizado una operación con criptoactivos y más de un tercio afirma haber realizado un pago para una compra cotidiana con stablecoin, revela el New Payments Index 2022 de Mastercard, una encuesta realizada entre marzo y abril del corriente año entre más de 35.000 personas de todo el mundo.
New Payments Index evalúa anualmente el comportamiento de los consumidores respecto de los métodos de pago emergentes. En su segunda edición, el estudio muestra que la innovación financiera -criptomonedas, soluciones DeFI, blockchain, NFTs- registra una importante actividad en la región, con consumidores ávidos por conocer más sobre este ecosistema.
Un 54% de los consumidores latinos es optimista sobre el rendimiento de los activos digitales como inversión. En tanto, dos tercios de los latinos desean mayor flexibilidad para utilizar cripto y métodos de pago tradicionales de forma intercambiable en sus operaciones cotidianas.
“Cada vez más latinoamericanos muestran interés por las criptomonedas y quieren soluciones que faciliten el acceso al mundo cripto. En Mastercard estamos diseñando estas soluciones para expandir la inclusión digital y fortaleciendo alianzas que garantizan operabilidad y respaldo”, asegura Walter Pimenta, vicepresidente de productos e innovación de Mastercard Latinoamérica y el Caribe.
La encuesta muestra que los consumidores en la región se sentirían más seguros invirtiendo (69%) y realizando/recibiendo pagos (67%) en criptomonedas si estas fueran emitidas o respaldadas por una organización de confianza. Otro 82% reconoce que le gustaría disponer de funciones relacionadas con las criptomonedas directamente en su institución financiera actual.
Pagos digitales, comodidad y flexibilidad
El New Payments Index 2022 de Mastercard revela que el 86% de los consumidores latinos ha utilizado al menos un método de pago emergente en el último año. Mientras el 77% de los estadounidenses y el 74% de los europeos prefieren los métodos de pago tradicionales a los más novedosos, los latinos se muestran bien dispuestos a usar métodos emergentes como la biometría, las monedas digitales y el código QR, además de los pagos sin contacto. En México, el 54% de los encuestados compró a través de una suscripción en línea en 2021 y el 48% está dispuesto a usar BNPL (Compra Ahora, Paga Después por sus siglas en inglés) en 2023 por la comodidad que esto puede brindarles.
“El futuro de los pagos ya está aquí. Cada vez más latinoamericanos recurren a la tecnología para realizar sus operaciones financieras y se espera que esta tendencia continúe el alza, pues un abrumador 95% planea hacer uso de un método de pago digital para el año entrante y un 29% reconoce haber usado menos efectivo el año pasado”, señaló Pimenta.
Los consumidores de la región están familiarizados con las fintechs y la banca abierta, que les permite la gestión conveniente de sus finanzas personales. Casi el 50% de los consumidores latinoamericanos ya usa canales digitales para realizar 5 actividades financieras y el 78% de ellos están interesados en soluciones de pago flexibles que les permitan, por ejemplo, cambiar la fecha de pago de sus facturas, especialmente aquellos con ingresos irregulares y los millennials.
Pagos biométricos: seguridad y comodidad
A la hora de decidir qué método de pago utilizar, los latinos priorizan la seguridad (54%), pero buscan también la rapidez que ofrece la tecnología financiera. La biometría se abre paso como la opción para encontrar ese equilibrio entre comodidad y seguridad. De hecho, México es uno de los países donde las personas son más propensas a realizar pagos con métodos biométricos. Tres de cada cuatro latinos aseguran que “usar tecnologías biométricas para la identidad y los pagos es más seguro que un PIN, una contraseña u otra forma de identificación”, pero persiste cierta preocupación sobre qué entidades tienen acceso a sus datos.
Las personas con menos de 40 años y los millennials son más propensos a percibir las soluciones digitales emergentes como seguras. Aunque igual las usan, las personas que crecieron operando en la banca tradicional muestran más recelo, lo que constituye -para todos los agentes de la cadena de pagos- una oportunidad para construir confianza.