En esta columna, publicada originalmente en El Cronista, Matías Stetson, Director de INSIDER LATAM, analiza el mito de los unicornios y comparte valiosos aprendizajes que le han compartido algunos exitosos emprendedores.
Muchos emprendedores tienen claro lo que quieren, pero pocos saben realmente cómo lograrlo. La mayoría no tiene un respaldo financiero significativo, ni accede fácilmente a redes de contacto que les permitan llegar al lugar idóneo para hacer crecer masivamente su negocios.
Estoy convencido de que a los emprendedores se les ha vendido una falsa idea de “vos también puedes lograrlo”, cuando en realidad el éxito de estas grandes empresas depende de unos cuantos factores que no están a disposición de cualquiera.
Elementos en común
Pero, ¿qué tienen en común estos unicornios? En lugar de construir desde una estructura sólida, se enfocaron en escalar lo más rápido posible, incluso sin definir cómo generar ingresos.
Un claro ejemplo de esto es Facebook. El principal objetivo de Mark Zuckerberg fue crear una plataforma para conectar a los estudiantes de Harvard. Fue después, cuando la plataforma despegó, que comenzó a explorar cómo monetizarla.
Amazon es otro caso. Sólo después de una década empezó a generar ganancias y pasaron unos cuantos años para que lograra cubrir sus pérdidas. Uber también entra en este grupo. Durante sus primeros años gastaba mucho más de lo que ganaba y pagaba grandes cantidades de dinero a subsidios a conductores y pasajeros para poder crecer rápidamente.
En sus primeros años, muchas de estas empresas tuvieron pérdidas considerables. Pero lo sobrellevaron al tener el respaldo financiero suficiente. Desde el principio tuvieron claro que su principal enfoque no era crear un negocio rentable a corto plazo, sino atraer grandes inversores que los apoyaran en su crecimiento masivo.
El mito del garaje
Sobre el emprendedurismo se ha fomentado la narrativa romántica de los amigos que se juntan en un garaje para generar ideas, sin tener una base sólida. Este enfoque no es realista ni aplicable a la mayoría de los emprendedores.
Muchos de los fundadores de grandes unicornios recibieron una educación de élite. Provienen de instituciones como Harvard o Stanford, lo que no solo les otorga una formación privilegiada, sino también acceso a redes de contactos exclusivas.
Larry Page y Sergey Brin, fundadores de Google, estudiaron en Stanford y su red de contactos y acceso a recursos de la universidad jugaron un papel clave en la creación y crecimiento de su empresa.
Otro ejemplo es Reed Hastings de Netflix, quien obtuvo su maestría en Inteligencia Artificial en Stanford, lo que le brindó no solo educación de élite, sino también acceso a inversionistas y apoyo de la comunidad tecnológica de Silicon Valley.
El caso de Mercado Libre
El caso de Marcos Galperín, fundador de Mercado Libre, se ajusta a este patrón y es un ejemplo difícil de replicar para la mayoría de los emprendedores. Si bien Galperín es un empresario exitoso y admirable, su historia presenta varias ventajas que no son alcanzables para el emprendedor promedio y es poco aplicable para quienes no cuentan con estas condiciones.
Galperín estudió en Wharton y realizó un MBA en Stanford, lo que le proporcionó no sólo una educación de primer nivel, sino también acceso a una red de contactos privilegiados. De hecho, fue en Stanford donde se enfocó en generar un e-commerce para Latinoamérica, y sus profesores lo conectaron con potenciales inversores; incluyendo a Jorge Paulo Lemann, uno de los hombres más ricos de América Latina.
Además, no empezó su negocio con recursos propios o ahorros, sino que tuvo la capacidad de atraer inversores de alto perfil desde el principio. Este enfoque de crecimiento impulsado por inversión de terceros es muy distinto al de los emprendedores que deben autofinanciarse o depender de pequeñas líneas de crédito.
Un ejemplo menos romántico
Si tuviera que mencionar algún unicornio con una visión más realista sería Globant. A diferencia de muchos que nacieron con inversiones millonarias, esta empresa comenzó con recursos muy limitados, en una economía tan desafiante como la de Argentina y en un momento en el que el país no era considerado un mercado atractivo para la tecnología.
Sin embargo, y aquí viene la gran lección, sus fundadores fueron estratégicos en su enfoque. Se especializaron en ofrecer servicios de desarrollo de software a empresas internacionales, posicionándose como un jugador clave en outsourcing tecnológico y se beneficiaron de estar preparados en la industria tecnológica durante un momento de gran crecimiento y demanda global de este tipo de servicios.
Aunque algunos aspectos de su éxito, como el acceso a redes globales y el beneficio de estar en un sector de alta demanda pueden no ser fácilmente replicables para todos los emprendedores, Globant es un buen ejemplo en lo que respecta a su enfoque estratégico, y crecimiento orgánico inicial.
Las claves para un éxito sostenible
Emprendedores que han alcanzado el éxito, aunque no sean unicornios, me han compartido algunos aprendizajes valiosos sobre cómo lograron llegar a donde están.
Uno de los puntos más importantes que mencionan es la necesidad de identificar una oportunidad concreta para resolver un problema real y medible, y el retorno que ofrecer esa solución puede generar. Muchos coinciden en que analizar el contexto de una gran empresa puede ayudar a descubrir oportunidades desaprovechadas, clientes insatisfechos o mejoras que se pueden implementar.
Otro factor es mirar el futuro. Ver qué funciona en mercados más avanzados, y traer esas soluciones al país o a la región.
Formar un equipo sólido es otro aspecto clave que destacan. Rodearse de personas con habilidades complementarias puede marcar la diferencia en momentos críticos y potenciar el crecimiento del negocio.
Se sugiere también realizar pequeñas pruebas que permitan aprender de los errores y ajustar la estrategia antes de comprometer grandes recursos. Esta etapa de prueba y error es fundamental para afinar el modelo de negocio sin asumir riesgos innecesarios.
Otro de los desafíos más comunes está relacionado con la inversión inicial y cómo sobrevivir en los primeros pasos, donde el dinero muchas veces proviene de ahorros propios, familiares o de deudas. Aquí, gestionar bien los recursos y el tiempo es vital para no desgastarse ni perder el rumbo.
Escuchar al cliente también aparece como un consejo recurrente. Entender sus necesidades y ajustar el producto o servicio en base a su feedback permite mantener una ventaja competitiva y mejorar continuamente.
Por último, muchos emprendedores coinciden en la importancia de contar con un mentor, alguien con experiencia que pueda ofrecer orientación en momentos clave y brindar nuevas perspectivas que no se habían considerado.
Para estos emprendedores, el éxito no se basa en replicar modelos casi inalcanzables como el de los unicornios, sino en construir una base sólida a partir de la experiencia, el conocimiento y una visión de largo plazo.