El CEO y fundador de Almaya, Martín Kogan, conversó con Insider sobre la creación de la plataforma y el modelo de negocio que propone dentro del sector de insuretech.
Preservar los recuerdos y construir un legado digital que pueda ser compartido es uno de los objetivos de Almaya, plataforma que pertenece al insuretech, término que define a aquellas empresas que utilizan la tecnología para ofrecer servicios innovadores dentro del sector de seguros.
Una anécdota graciosa, lo que piensas sobre un tema en particular, un poderoso consejo de vida o la receta secreta de la abuela, todo puede ser compartido en Almaya. “Hoy en día tenés backups de los contactos de tu teléfono, de las fotos, de los archivos de la computadora, pero hasta ahora no teníamos un backup de nuestras mentes, de todo lo que hemos aprendido en nuestra vida, un lugar seguro, privado, en el que podamos compartir todo eso y guardarlo para nosotros y para las futuras generaciones”, dice Martín Kogan, CEO y fundador de Almaya.
Desde pequeño, según recuerda, a Kogan le gustaba grabar a sus padres y abuelos, y siempre les hacía entrevistas sobre diferentes temas. Ya de adulto, dedicado durante muchos años al mundo de la tecnología, en 2017 tuvo la intención de emprender un nuevo proyecto, pero quería crear algo con propósito, y fue así como, después de investigar sobre el tema, se dio cuenta de que no existía nada como Almaya.
“Lo que más me gusta de trabajar en tecnología es cuando la frontera entre la realidad y lo que parece magia se borra, eso me apasiona, me conmueve, por eso me gusta tanto crear con Almaya”, agrega.
¿Cómo funciona?
Una vez que se descarga, la app permite al usuario construir un perfil en el que se van respondiendo preguntas personales. Son más de 500 preguntas, todas creadas por psicólogos y filósofos, cuyas respuestas se pueden grabar en audio o video, y de esa forma se va creando un legado digital que muestra la perspectiva de esa persona sobre el mundo.
“La idea es que cualquier persona pueda responder una gran parte de estas preguntas y guardar esa información”, comenta Kogan, destacando que, a través de inteligencia artificial, luego se pueden emular conversaciones con quienes hayan respondido dichas preguntas.
Almaya fue lanzada a inicios de este año y ya tiene muy bien definido cuál es su modelo de negocio. Desde el punto de vista comercial, existen dos canales: el B2C, en el que cualquier persona puede descargar y usar la app, ya sea la versión gratuita o la versión paga, Almaya Pro, que ofrece beneficios adicionales.
Y por otro lado, está el canal B2B, que contempla todas aquellas asociaciones que se hacen con distintas empresas, mediante las cuales estas pueden ofrecer Almaya como un beneficio extra a sus empleados y sus familias.
“Es la primera vez en la historia que existe tecnología para poder guardar nuestras mentes y cuidarlas del paso del tiempo”, acotó.
Cápsula del tiempo
El creador de Almaya también se refirió a otros casos en los que la plataforma es bastante útil: “Tenemos muchos usuarios que tienen algún tipo de urgencia, puede ser vejez o algún trastorno cognitivo como Alzheimer, ELA o cualquier enfermedad que haga que cada vez sea más difícil acceder a esas memorias. Aquí Almaya es un seguro contra el olvido”.
Martín resalta que Almaya, cuyo nombre es una combinación entre Alma y la montaña Himalaya, es una gran opción para quienes han perdido a un ser querido. “Almaya no te va a traer de vuelta a la persona, pero te va a llevar a descubrir cosas de esta persona que quizás no sabías que existían”, dice destacando que, más que una forma de inmortalidad, se trata de una especie de “cápsula del tiempo”.
“Creemos que esto hace bien, une a las personas, une a las familias”, apunta Martín. “Los usuarios nos dicen que se sienten mejor, que están más cerca de sus padres, de sus madres, de sus hijos, que descubrieron cosas de sí mismos que antes no sabían, y lo más importante es que sienten que crearon algo que los acerca a la inmortalidad, y eso es algo muy poderoso”.
La meta de Kogan es muy clara pero a la vez ambiciosa: lograr que, en un lapso de cuatro años, un billón de personas hayan creado su legado en Almaya. “Aquí es cuando la tecnología tiene un uso real”, concluye.