Silvina Bianco, directora de sustentabilidad para Argentina y Uruguay en Coca-Cola, explica que la estrategia de la compañía en esta materia se enfoca principalmente en la gestión de sus envases, la conservación del agua y el apoyo al empoderamiento económico de las comunidades en las que operan.
Desde hace más de 80 años en Argentina, Coca-Cola ha sido sinónimo de presencia en la vida cotidiana de los consumidores. Hoy, esa misma presencia extendida se convierte en una herramienta clave para impulsar un cambio de paradigma: la construcción de un modelo de negocio más sustentable.
Así lo asegura Silvina Bianco, directora de sustentabilidad para Argentina y Uruguay, quien afirma con contundencia que “la sustentabilidad está en el corazón del negocio y atraviesa a todas las áreas, incluyendo el marketing”.
Para Bianco, no se trata de una moda ni de una estrategia comercial. La sustentabilidad es una transformación estructural que implica revisar desde el diseño de los productos hasta los hábitos de consumo de las personas. “Como compañía integral de bebidas, buscamos constantemente nuevas categorías y sabores que sean deliciosos, convenientes y sustentables”, resume. En ese camino, Coca-Cola está innovando para enfrentar desafíos logísticos, ambientales y productivos tanto a nivel global como local.
La economía circular de los envases
Uno de los ejes más relevantes de esa transformación es la gestión de envases, con un enfoque de economía circular que abarca todo su ciclo de vida: desde su diseño y producción hasta su recolección, reutilización y reciclaje. En este sentido, la empresa ha tomado decisiones estratégicas con alto impacto ambiental, como la reducción del uso de PET virgen y el rediseño Ecoflex para facilitar la compactación de envases post consumo. “Un cambio simple pero potente fue el de Sprite, que abandonó su icónico color verde para pasar a botellas transparentes, lo que mejora notablemente el proceso de reciclaje y hace más rentable la tarea para los recuperadores urbanos”, explica Bianco.
El envase retornable es otro protagonista de la estrategia de sostenibilidad de la compañía. “Las botellas de PET se pueden reutilizar entre 15 y 20 veces, y las de vidrio, entre 35 y 50”, detalla. Además, cuando llegan al fin de su vida útil se reciclan para convertirse nuevamente en envases, mientras que tapas y etiquetas se transforman en otros productos como indumentaria o accesorios. “Esto no solo reduce el uso de materia prima virgen, sino que redefine modelos de negocio y hábitos de consumo”, apunta.
Un hito destacado en esta línea es la Botella Universal, un desarrollo argentino que luego fue adoptado en toda Latinoamérica. “Consiste en una única botella para diferentes marcas y sabores, lo que simplifica su reutilización y elimina la necesidad de clasificar por marca en las plantas”, comparte la directiva. Este proyecto requirió una inversión de 25 millones de dólares y el trabajo dedicado de un equipo interdisciplinario durante más de un año. Además, en noviembre de 2024, Coca-Cola anunció junto a Coca-Cola Andina una inversión de otros 40 millones para una nueva línea de retornables en Mendoza, que busca seguir reduciendo el uso de materiales vírgenes.
El consumidor: pieza clave
Pero ningún cambio es efectivo sin el involucramiento de los consumidores. Por eso, Coca-Cola impulsa campañas como “Juntos en Todas”, que promueven el uso de retornables destacando beneficios económicos, ambientales y hasta emocionales, como la tradición familiar o el sabor preferido en envases de vidrio. “Sabemos que elegir un retornable requiere planificación, y ahí es clave la comunicación. Queremos facilitar esa decisión con información clara y relevante”, subraya.
A nivel operativo, Coca-Cola ha logrado consolidar un sistema de logística inversa que se encarga del recupero y reutilización de los envases. Bianco asegura que “este círculo virtuoso solo es posible si las personas eligen beber su Coca-Cola en una botella retornable. “Ustedes nos devuelven la botella retornable y juntos hacemos magia”, comentó.
Iniciativas que suman
El compromiso de la compañía también incluye alianzas con ONGs, gobiernos y otras empresas. Desde la plataforma regional “Aliados”, Coca-Cola articula programas como Aliados por el Reciclaje, por el Agua y por el Empoderamiento Económico, con el objetivo de escalar el impacto de sus iniciativas ESG. Además, junto al Grupo Arcor, han creado “Kamay Ventures”, un fondo de inversión que promueve la innovación tecnológica en la industria de alimentos y bebidas.
Mirando al futuro, Bianco sostiene que las marcas deben adoptar un rol transformador. “La sostenibilidad debe enfocarse en impulsar una transformación conjunta en la manera en que producimos y consumimos. Necesitamos colaboración genuina con todos los actores de la cadena de valor”. Para ella, el cambio duradero solo es posible si se trabaja desde la confianza, la concientización y la cooperación multisectorial.
En definitiva, Coca-Cola busca liderar con el ejemplo. A través de innovación, alianzas estratégicas y un fuerte compromiso con el entorno, apunta a dejar una huella positiva que trascienda generaciones.