El último informe global de Havas analiza las expectativas de los consumidores en relación a la tecnología con miras a un escenario post-pandémico.
Las empresas de tecnología se han enfrentado a crecientes críticas en los últimos años; se las ha acusado de evadir impuestos, comprometer la privacidad del usuario y la seguridad de los datos, difundir desinformación. Y sin embargo… los consumidores, en general, no parecen inclinados a pedir cuentas a las grandes tecnológicas. Por el contrario, el 91% de los encuestados a nivel mundial cree que la tecnología puede resolver buena parte de los problemas más urgentes del mundo y 7 de cada 10 aseguraron que su opinión mejoró debido a las acciones que tomaron durante la pandemia.
“A partir de la pandemia hubo una revalorización de parte de las personas hacia la ciencia. Aunque nos pueda parecer extraño, había una percepción de la tecnología muy vinculada en cierto modo a comportamientos lúdicos u orientados al placer. El covid hizo emerger usos más utilitarios de la tecnología ya conocidos por todos: el trabajo, la educación, la misma atención médica entre innumerables ejemplos aplicables al día a día. En Argentina hemos visto que las marcas más valoradas son aquellas que pudieron resolver la tensión entre ofrecer un producto/servicio y que este llegue a las personas de manera segura, confiable y rápida. Aun así, más de la mitad de los argentinos desconfían del uso que puedan hacer de sus datos personales estas empresas”, remarcó Daniel Viarengo, Manager de Investigación y Estrategia de Havas Argentina
Esta encuesta global de Havas evalúa las actitudes hacia la tecnología en un momento en que gran parte del mundo ha pasado más de un año trabajando, aprendiendo y comprando desde casa. El informe recopila experiencias y opiniones de casi 16.000 personas en 32 mercados. A continuación, compartimos algunos hallazgos clave de Havas:
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La tecnología se considera una fuerza para el bien: una mayoría significativa de los encuestados espera que la tecnología tenga un impacto positivo en múltiples categorías tales como salud y medicina (81% de acuerdo), educación (76%), movilidad / transporte (71%) y trabajo (71%). Además, las empresas de tecnología cuentan con la suficiente confianza como para que casi dos tercios estén dispuestos a enviar o recibir dinero a través de una red social.
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Los grandes tecnológicos no tienen carta blanca: existe una percepción creciente de que los gigantes tecnológicos han adquirido demasiado poder, como lo confirma el 80%; en consecuencia, los consumidores esperan que estas empresas operen de manera responsable y en interés del bien público.
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Las plataformas de comercio electrónico revolucionaron el acceso: ahora, necesitan hacer más para controlar los daños colaterales, incluso mejorando las condiciones de sus trabajadores (una expectativa máxima del 62%), apoyando a las pequeñas empresas (48%) e invirtiendo en medios más sostenibles de entrega de paquetes (44%).
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Las plataformas de redes sociales conectan el mundo: ahora, necesitan repensar su papel dentro de nuestras democracias. Casi la mitad de los consumidores están de acuerdo en que estas plataformas se han llenado de discursos de odio y hostilidad.
Para mantener el apoyo público, las empresas de tecnología deben ser:
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Más inclusivas: el 56% quiere ver más mujeres en la industria de la tecnología dominada por los hombres. También se mostraron preocupados por quienes se están quedando atrás, es decir, los ancianos (72%), los pobres (68%) y las personas con diferencias físicas o mentales (54%).
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Más transparentes: casi 8 de cada 10 personas se preocupan de que los piratas informáticos les roben y utilicen indebidamente sus datos, mientras que el 53% teme el monitoreo constante de las grandes empresas de tecnología que han invitado a sus hogares y vidas.
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Más inspiradoras: 8 de cada 10 esperan que la innovación tecnológica facilite la vida diaria, pero no sólo eso: el 49% espera que la innovación tecnológica les ayude a soñar y visualizar un mañana mejor.
Según el especialista, en Argentina “emergió una nueva demanda muy vinculada al contexto económico que disparó la pandemia: una exigencia de mayor integración o apoyo a las economías locales, identificado en la mayor facilidad para pequeñas empresas o emprendedores de poder dar a conocer lo que tienen para brindar a los consumidores. Y por otro lado, los consumidores agradecen esa posibilidad de poder conocer nuevos ‘jugadores’ que redundan en mayor variedad de calidad, de precios y de sentir que hay un compromiso colectivo de desarrollo para todos. Como fundamental también aparece una demanda de contenido que eduque e informe. Es allí donde aparece la exigencia de inclusión, de poder sentir que son empresas ‘para todos’ y que al simplificar la vida de personas de todo grupo etario o condición social, contribuyen a un desarrollo de todos los sectores de la comunidad. El concepto de “es una marca para mí” ha adquirido una importancia sustancial en esta etapa” concluyó Viarengo.