Después de muchas idas y vueltas, Elon Musk ha confirmado hace pocos días que finalmente será el nuevo propietario de Twitter, a la que planea transformar en una “Súper App”. ¿En qué consiste su nuevo proyecto?
La decisión de Elon Musk de comprar Twitter se asemeja por momentos al guión de una película que, en cada escena, presenta una nueva sorpresa en su argumento, que incluye desplantes varios entre las partes involucradas y hasta un juicio entre Jack Dorsey -uno de los fundadores de la red social- y el CEO de Tesla. En consecuencia, es difícil pronosticar qué puede ocurrir mañana; pero, al menos por el momento, Musk ha retomado su plan original de comprar Twitter y transformarla en una súper app al estilo de la red social china WeChat, que actualmente cuenta con más de 1.200 millones de usuarios y mueve cifras multimillonarias -y en ascenso- cada día.
El nombre de su ambicioso proyecto es “X” y no se trata de una elección caprichosa: así fue denominada una empresa creada por Musk que luego dio origen a la exitosa compañía PayPal, además de ser una letra también presente en su compañía SpaceX. El mismo empresario confirmó el plan de crear una súper app en un tweet publicado el 4 de octubre, donde expresó que la compra de Twitter es un acelerador para la creación de X, a la que definió como “la aplicación para todo”.
Esa es justamente la descripción que se puede hacer de WeChat, una plataforma que permite a sus usuarios no solo publicar contenido y hablar con sus contactos, sino también realizar una multitud de otras actividades, desde solicitar créditos y enviar transferencias hasta pedir comida a domicilio. Para poder ofrecer ese amplio abanico de posibilidades, WeChat integra dentro de su red a un gran número de pequeñas aplicaciones subsidiarias.
Detrás del proyecto del CEO de Tesla se puede vislumbrar la intención de aumentar la rentabilidad de una empresa que históricamente no se ha caracterizado por eso, ya que la popularidad de Twitter no es directamente proporcional a las ganancias que genera, y sumado a eso la pandemia y la crisis comercial suscitada por la guerra entre Rusia y Ucrania hicieron caer sus ingresos por publicidad.
Asimismo, también se ha especulado que el panorama adverso para Musk en su batalla legal con Dorsey fue el motivo que lo impulsó a dar marcha atrás en su renuncia a la compra de la red social del pajarito, ya que desistir de la operación le generaría, en principio, pérdidas equivalentes a concretarla. No obstante, es complejo determinar qué pierde y qué gana el excéntrico magnate con la operación, ya que adquirir Twitter tampoco pone un punto final a los problemas que deberá enfrentar.
Al parecer, el empresario no goza de popularidad entre los empleados de la red social. A la par, ésta se encuentra en el ojo de una tormenta judicial. La Suprema Corte de Norteamérica se encuentra analizando una causa donde Twitter es acusada de favorecer la propagación del terrorismo, al permitir la publicación de contenidos afines a esa temática.
Es complicado tener certezas acerca de los verdaderos motivos de la decisión de Elon Musk, pero si algo queda claro es que no le gusta perder dinero. Por lo tanto, no hay duda de que hará lo que sea necesario para convertir a Twitter una aplicación rentable, y todo apunta a que eso implica emular el modelo de negocio de WeChat, que ha convertido a esa red en uno de los máximos ejemplos actuales de crecimiento exponencial.