La moda ya está dejando huella en el metaverso: están quienes quieren experimentar con ideas pioneras que posicionan las marcas, hasta compañías que se comprometen con la innovación y la creación de experiencias de compra únicas para los clientes.
Según un informe de Bloomberg Intelligence, el metaverso podría alcanzar un valor de 783.300 millones de dólares en 2024. El mercado principal para los fabricantes de juegos en línea y el hardware de juegos puede superar los 400 mil millones, mientras que las oportunidades en entretenimiento en vivo y redes sociales constituyen el resto. Por lo anterior, se considera cada vez más al metaverso como una alternativa para que varias industrias puedan comercializar productos y crear nuevas experiencias para sus usuarios, como lo es el caso de la moda. Para entender mejor la relación entre el metaverso y la industria de la moda, Francesca Tur Serra, analista de tendencias en la Escuela Superior de Diseño de Barcelona ESDESIGN, da a conocer los factores que deben tener en cuenta los diseñadores y demás creadores de la industria para sacar provecho del metaverso.
Para Francesca está claro que la idea de metaverso es un concepto que atrae igual que asusta. Por un lado, tenemos la sensación de que nos dirigimos a un mundo totalmente desconocido que traerá una hiperdigitalización. Un mundo más on que off, lo cual asusta y preocupa. Por otro lado, se ve como un lienzo en blanco, un cambio de paradigma y un abanico infinito de posibilidades, lo cual gusta y atrae a aquellos perfiles con ganas de futuro, innovación, nuevas plazas, mercados y terrenos de juego.
Si entendemos la moda como expresión e imagen, vemos todo un mundo de posibilidades en el metaverso para aquellas personalidades que habitan en diferentes realidades digitales. La moda aquí permite expresarse como uno quiere ser: según el momento y lugar se puede tener diferentes avatares y cada uno con una personalidad diferente, jugar con la apariencia, siendo el vestir clave, y usando conceptos nuevos como “metaropa” y “meta-armario”.
“Uno de los referentes en el uso del metaverso en la industria de la moda es DressX, considerada como un minorista “meta-fashion” que crea accesorios de moda digitales certificados con tecnología blockchain. Su funcionamiento se basa en múltiples colaboraciones, por ejemplo, se asoció con Bershka para sacar a flote una colección de moda digital. La asociación dio a conocer los looks de realidad aumentada de la marca con la introducción de ocho piezas de moda que permiten a la comunidad de la moda digital navegar y probarse la colección primero en la aplicación DressX”, afirma Francesca Tur.
Ya estamos en una era en que la moda a través de grandes marcas hace presencia en el metaverso, por ejemplo, Douglas, la compañía alemana de cosmética, se ha aliado con Shiseido para la puesta en marcha de una experiencia virtual en los escaparates de sus tiendas. El proyecto consiste en una inmersión en el mundo virtual para presentar a sus consumidores rutinas de belleza y productos exclusivos. En concreto, Douglas colocará un código QR en los escaparates de sus tiendas a través del cual sus consumidores pueden acceder a un universo 3D.
Aunque vemos muchas posibilidades, todavía hay desconocimiento en torno al concepto, lo que complica su ejecución en planes de diseño, marketing o comunicación. Por el momento, el concepto de metaverso y moda está madurando y asociándose con:
- Oportunidades tridimensionales, dando vida a patrones, diseños y vestimentas que habitan en realidades digitales, lo cual implica unas nuevas habilidades profesionales, nuevos proveedores y nuevos costes.
- Un concepto de identidad, donde la moda es clave para dar forma a nuestros nuevos “yoes”.
- La idea de socialización e interacción entre personas y comunidades.
Así que vemos apuestas que funcionan como entrenamiento, como prueba y error y como un proceso donde lo importante es el aprendizaje en el metaverso, que, por supuesto, va cambiando constantemente, concluye Francesca Tur.