Polarización, contenido “brainrot”, algoritmos de recomendación y falta de interacción están haciendo caer cada vez más a las redes sociales
Be Influencers, la agencia de comunicación digital e influencer marketing que trabaja en Latinoamérica para empresas como Hileret, Havanna, Mastercard, y belo, entre otras, hizo un análisis sobre el “Fin” de las redes sociales como una creciente posibilidad.

“Desde hace un año aproximadamente, se está hablando de que las redes sociales están dejando de serlo para transformarse en plataformas de entretenimiento y que cada vez más entramos a mirar el contenido de otros y no a compartir cosas de nuestra vida personal”, cuenta Juan Marenco, CEO de Be Influencers y miembro de la Comisión Directiva de Interact. ”Además la grieta mundial no está ayudando a que esas plataformas sean lugares amenos sino que todo lo contrario y, si bien es algo muy atractivo al principio, puede traer algunos costos. Por último, la ola gigantesca de contenido generado por IA está inundando todo y le interesa a poca gente”.
Si las redes sociales no son tan sociales ni tan redes porque ellas mismas están enfocándose en los algoritmos de recomendación, es bastante lógico que la gente deje de interactuar y se viva por ejemplo que el engagement va cayendo sistemáticamente en todas las plataformas y esto es básicamente porque ya no es tan divertido pasar tiempo en ellas. La polarización reinante y el contenido brainrot hace que el paso por las redes lleve a un estado de aburrimiento o enojo cuando en realidad a lo que apunta es a pasar un buen momento.
Según el estudio de We Are Social seguimos teniendo redes sociales principalmente porque queremos estar en contacto con nuestros amigos y familia, pero muy cerca de eso, es para pasar el tiempo libre, ¡y nadie quiere pasarla mal en su tiempo libre!
El ejemplo más evidente es Twitter, que pasó de ser un lugar para debatir, discutir, mirar cosas en tiempo real, generar memes y pasarla más o menos bien, a una plataforma de odio, bronca y fake news impulsada principalmente por su dueño y sus (ahora ex) amigos. Y esa búsqueda tiene sus consecuencias, según este estudio, Twitter cayó casi un 25% en usuarios diarios dentro de Estados Unidos en el último año, TikTok cayó casi un 10% e Instagram un 5% y la única que no cayó fue Facebook.
Tiene bastante sentido que Twitter sea la primera en caer porque es donde el cambio fue más drástico y más notorio, lo que posiblemente la lleve al ostracismo total o le abra la oportunidad a algún Jack Dorsey de recomprarla y hacerla buena de nuevo: Make Twitter Great Again.
A esto se le suma lo que dijo no hace mucho Adam Mosseri, CEO de Instagram, que lo más usado por los adolescentes hoy son los Dm´s, después las Stories y después recién el Feed. Es decir, ¡están usando Instagram para comunicarse, como una red! Y sin embargo lo más desarrollado son los Reels, la Tiktorización del todo.
Entonces lo que estamos viendo es que esa tiktorización de la Internet pública dejó de lado a la conversación y la socialización y se enfocó en parecerse más a la televisión (que tanto criticaba) y se fue alejando cada vez más de la posibilidad de la interacción y la sociabilización. Pero la conversación sigue siendo un motor humano necesario y cuando nos encontramos que las plataformas evitan el intercambio, aparecen alternativas: el uso de DM´s de Instagram, los grupos cerrados de Facebook, la proliferación de los grupos en Telegram y el crecimiento de Discord no son casuales, son la respuesta a esa falta de diálogo que estamos encontrando en otros ámbitos. Hasta el uso de Chat GPT como amigo o psicólogo es una respuesta a eso.
La internet pública parece estar en un momento de crisis y cambio que la asemeja más a la televisión tradicional que a la promesa que habían traído las redes sociales. La búsqueda de la conversación y la conexión real es algo humano y que busca soluciones todo el tiempo y desde ahí nacen cosas nuevas. Los grupos cerrados, las comunidades de Telegram o Discord, los podcast y los newsletters son herramientas que crecen año a año como solución a esa internet pública. Hasta las marcas están entrando en substack porque entienden que es un lugar para construir empatía y cercanía con sus usuarios.
Seguramente veremos mucho más de eso este año, algo que genera un desafío gigante para las marcas de consumo masivo ya que las obliga a meterse en lugares medio cerrados, pero que les permitirá generar comunidades fuertes que las harán crecer y crear fidelidad.