Los hermanos Guillermo y Alberto “Berty” Giménez y Brotons crearon RAVAL, una agencia independiente que reúne sus trayectorias tras décadas de experiencia en mundos profesionales que, hasta entonces, habían recorrido por separado.
En un momento en el que la industria publicitaria en México, y en buena parte de la región, atraviesa transformaciones profundas impulsadas por la tecnología, la fragmentación de audiencias y la búsqueda de nuevas formas de conectar con el consumidor, el surgimiento de modelos alternativos cobra una relevancia especial.
En este contexto, los hermanos Guillermo y Alberto “Berty” Giménez y Brotons decidieron fundar RAVAL, una agencia independiente que une sus trayectorias tras décadas de experiencia en mundos profesionales que hasta entonces habían mantenido separados.
“Después de más de 30 años en el mundo corporativo, sentí que era momento de construir algo con un enfoque diferente, más cercano a los problemas reales de las marcas”, explica Guillermo, exejecutivo con recorrido en compañías globales para marcas Coca-Cola y Unilever.
Desde su mirada, muchas veces el abordaje de las agencias se limita a resolver lo estético o lo creativo, sin entrar a fondo en las tensiones estratégicas de negocio. “Entendimos que podíamos aportar un pensamiento más profundo desde la estrategia, sin quedarnos solo en la superficie”, dijo.
RAVAL, cuyo nombre hace referencia al barrio barcelonés conocido por su multiculturalidad e irreverencia, opera bajo la lógica de un hub creativo flexible, que combina pensamiento de consultoría, ejecución creativa y capacidades de producción.
Sin sede fija, la agencia articula talento desde diferentes geografías, entre ellas México, Argentina, España y Estados Unidos, adaptándose a los contextos culturales locales, pero con una mirada global. Un esquema que, en palabras de Guillermo, les permite moverse con mayor agilidad frente a los desafíos de una industria en permanente cambio.
Para el mercado mexicano, donde la relación entre marcas, agencias y consumidores está siendo reconfigurada por el auge de los contenidos generados por usuarios, el dinamismo de las plataformas sociales y el crecimiento de nuevas audiencias jóvenes, este tipo de estructuras ofrece respuestas interesantes.
“Muchas veces las marcas se desconectan del consumidor porque cambian su mensaje cada tres meses. Nosotros creemos en construir una narrativa coherente y continua a lo largo del tiempo”, planteó Guillermo. Dicha narrativa no solo pasa por campañas: abarca desde el brand planning hasta las experiencias inmersivas, estrategias transmedia y el uso de data e inteligencia artificial como herramientas para profundizar el vínculo con las audiencias.
Lejos de sumarse al entusiasmo desmedido por las tecnologías emergentes, RAVAL adopta una postura más crítica. “La inteligencia artificial replica el pasado: sirve para visualizar y ejecutar, pero la creatividad verdadera sigue siendo humana”, señala Guillermo. Para él, lo relevante hoy no es tanto cómo reemplazar al talento, sino cómo colaborar mejor con creadores, comunidades e influencias culturales reales. Una perspectiva especialmente significativa en México, donde los fenómenos sociales y culturales evolucionan de forma única y exigen lecturas más matizadas.
El lado artístico y emocional
“Berty” Giménez, con trayectoria en agencias como Publicis Groupe y un historial de colaboraciones con marcas como Levi’s y Mercedes Benz, aporta un enfoque más artístico y emocional.
Su experiencia en activaciones sensoriales y proyectos junto a figuras como David LaChapelle y Grace Jones le permite traer a la mesa una sensibilidad que conecta bien con los códigos actuales del branding y la experiencia: “Siempre nos complementamos. Guillermo tiene una mente estratégica muy afilada; yo vengo del lado más creativo y experiencial. RAVAL es, en esencia, la fusión de nuestras dos visiones del marketing”, explicó.
El modelo también responde a una necesidad que cada vez más marcas mexicanas están explorando: trabajar con equipos más pequeños, especializados y con mayor involucramiento directo de los socios. “Hoy hay una fatiga con las estructuras pesadas. Las marcas buscan trabajar con gente que realmente entienda su negocio y no con capas y capas de intermediarios”, afirmó Berty.
En este sentido, RAVAL representa una alternativa que se alinea con un fenómeno creciente en la región: el surgimiento de agencias independientes que proponen relaciones más horizontales y procesos más colaborativos.
Actualmente, la agencia ya trabaja con marcas en Estados Unidos y Argentina, y está en procesos avanzados de pitching con empresas en México. Aunque prefieren no adelantar detalles, ambos coinciden en que su diferencial está en cómo abordan el negocio desde el inicio y no solo en la calidad del output creativo. “No vendemos campañas, construimos soluciones a largo plazo”, dice Guillermo.
En un entorno mexicano marcado por la hipercompetencia, el crecimiento de la economía digital y una sociedad cada vez más activa culturalmente, la propuesta de RAVAL responde a muchas de las preguntas que atraviesan hoy a la industria: cómo construir marcas con propósito, cómo generar conexión más allá del impacto momentáneo y cómo aprovechar la tecnología sin perder el componente humano.